Este concierto es el pistoletazo de salida de la edición SONSDENIT 2026: una presentación muy a nuestra manera —cuidada, cercana, emocionante— con un artista que sabe hacer del detalle un acontecimiento.  

Hay artistas que cantan para gustar. John Grant canta para decirlo como toca. Para ponerle música a lo que normalmente se esconde: la ternura, la rabia, la vergüenza, el humor negro… y esa lucidez que llega cuando ya no tienes nada que demostrar.

Tras el impacto de The Art Of The Lie, un disco que se permite ser lujoso y punzante a la vez —electrónica y funk con mordida, pero también baladas que te dejan sin defensa—, Grant abre en Inca su nueva gira europea con un concierto pensado para escuchar de cerca: formato intimista, con piano de cola. 

En este escenario, cada canción cambia de piel: lo que en el disco brilla como neón puede convertirse en confesión; lo que parecía ironía, de pronto suena a verdad. Su voz —barítono cálido, preciso, teatral cuando quiere y frágil cuando toca— no solo interpreta: habita. Y entre pieza y pieza, esa forma tan suya de mirar al mundo (a veces con una carcajada, a veces con un nudo en la garganta) termina por convertir el concierto en algo más que un recital: una conversación a media luz.